Aunque el latín es una lengua muerta, aún da sus últimas pataleadas.
En la Ciudad del Vaticano, a principios del 2011 todavía se podía encontrar estos cajeros automáticos, con el mensaje siguiente:
INSERITO
SCIDULAM
QUAESO UT
FACIUNDAM
COGNOSCAS
RATIONEM
Una traducción simple sería:
Por favor inserte su tarjeta para obtener instrucciones
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